¿Crees que nuestras costumbres se estan perdiendo?

sábado, 5 de junio de 2010

La Danza de Los Sonajeros en Cd. Guzman...


En la actualidad, en Ciudad Guzmán (Zapotlán) existen dos decenas de cuadrillas de sonajeros. La preparación de algunos grupos, sobre todo los de organización más reciente, inicia desde los últimos días de agosto; la mayoría inicia tal preparación en las primeras semanas de septiembre. Los “ensayes” se realizan en las calles, fuera del domicilio de alguno de los integrantes de una cuadrilla; llegados los días del novenario, los integrantes de las cuadrillas pasan a danzar diariamente por fuera de la catedral, hasta antes de que inicie la quema de los tradicionales juegos pirotécnicos: el castillo y los “toritos”.

Se revisten con su indumentaria completa los días principales de la festividad: el 22 de octubre día de la “misa de función”; el día siguiente 23, en el desfile de carros alegóricos y el 24, día en que acompañan el regreso de las imágenes de los santos patronos, desde la casa del mayordomo de la festividad hasta la catedral. Antes y después de cumplir dancísticamente con lo propio de cada día de los principales de la función, los integrantes de la cuadrilla, seguidos por los familiares que los acompañan, se dirigen a la casa del capitán de asistencia que corresponde para almorzar o comer. Después de almorzar y antes de dirigirse a donde corresponde danzar ese día, la cuadrilla ejecuta, fuera de la casa, algunos sones como agradecimiento a quienes ofrecen la asistencia de los alimentos; igualmente después que se terminó de ejecutar los sones de la danza en la festividad religiosa y se come en casa del capitán de sustento correspondiente.

Los alimentos por lo general se compone de algunos de los siguientes platillos: sopa de arroz;
mole, pepían o birria; tacos de frijoles fritos; tortillas; agua de frutas, cerveza o ponche de granada y, para completar si "no ha llenado", un buen plato de pozole. Por la tarde del último día, después de comer, volverán al templo a “dar gracias” frente al altar de la imagen del santo o santa patrona de la localidad.

viernes, 4 de junio de 2010

Bailes distintivos de Los sonajeros



Cuando son dos los músicos, uno lleva la “voz” primera y otro la “voz” segunda. Es usual encontrar que a un mismo son se le conoce con nombre distinto en diferentes lugares (aunque sea el mismo en cuanto al contenido melódico). Algunos de los más conocidos son: “El maíz negro”, “El sonajero”, “La culebra”, “El caracol”, “El ocho” o “La pozolera”, “La ola”, “Morisma”, “El monito”, “El remolino” o “Mar de cuatro vueltas”, etc., algunos otros denotan la referencia a una localidad, como “El zapotleco” o “La tuxpaneca”; también existen sones llamados “de contradanza”, como “San Antonio”, “La pájara pinta” y otros más, de este tipo, sin nombre. Se da el caso de músicos-piteros (quienes poseen la memoria de estos sones) quienes reúnen elementos melódicos de sones diferentes para crear uno nuevo, al que nombran de acuerdo con su particular gusto.
El vestuario está compuesto por el chaleco, ornamentado con flecos y orlas de listones, a semejanza del ichcahuipilli (cotón acolchado de algodón que protegía al guerrero en las batallas1) y calzonera de color oscuro, sostenida por el ceñidor; elementos con los que se reviste el sonajero, teniendo como base de la vestimenta, camisa de manga larga y pantalón de color blanco, adicionando a este último, en el extremo de cada pierna, una cenefa de color rojo, a la que se le da el nombre de “polvera”. Calza los tradicionales huaraches de orcaria o “de petatillo”, según su gusto o tradición en la cuadrilla.

Ejecucion y vestuario.



La ejecución de la danza la realiza una cuadrilla de danzantes, que puede estar integrada desde una veintena hasta más del centenar, formados en dos filas por parejas, quienes siguen, en la ejecución de cada son, los pasos y evoluciones de la pareja delantera de capitanes o punteros (generalmente los más habilidosos). Los fuertes remates con los pies sobre el piso marcan el ritmo de la ejecución, concordante con los sones de la música, ejecutada con flauta de carrizo y tamborcillo de doble membrana por los músicos-piteros, complementándose con giros de adentro hacia fuera y de afuera hacia adentro de las filas, cruzamientos, engarces (“amarres”) y otras evoluciones, lo que crea una vorágine con el conjunto multicolor del vestuario de los danzantes.
Los sones son interpretados por uno o dos músicos con flauta de carrizo y tamborcillo de doble membrana, percutido con una vara corta de madera.

miércoles, 2 de junio de 2010

Los sonajeros e Tuxpan


En la región sur de Jalisco tenernos la dicha de que las tradiciones se sigan rescatando como muestra de la importancia que le damos a nuestros antepasados, esta una de las danzas más conocidas no solo en la región sino también en todo el estado de Jalisco esta se hace llamar “Los sonajeros de Tuxpan”.
Un grupo de personas que rescatan nuestras tradiciones heredándolas de sus abuelos estos conocimientos acerca de cuál es nuestra identidad, como esta danza ritual estaba ligada a la fertilidad, se utilizaba el color rojo asociado al amarillo. Éstos eran los colores dominantes en la vestimenta: el rojo, que simbolizaba la salida del sol, el renacimiento, la vegetación tierna; el amarillo, el color del sol, del fuego, elemento importante para el desarrollo de las plantas tiernas y para que maduraran los frutos.

La danza fue una de las manifestaciones culturales autóctonas aceptadas y utilizadas por los frailes, primeros misioneros cristianos, en sus actividades catequísticas promovidas al inicio de la colonización, en la primera mitad del siglo XVI. Su ejecución fue permitida a los habitantes nativos en las celebraciones cristianas de importancia, a las que daban realce con su vistosidad, para goce y gusto de propios y extraños, como fue el caso de la visita que el Comisario General franciscano Alonso Ponce hiciera, en 1587, a los pueblos de la región.