En la actualidad, en Ciudad Guzmán (Zapotlán) existen dos decenas de cuadrillas de sonajeros. La preparación de algunos grupos, sobre todo los de organización más reciente, inicia desde los últimos días de agosto; la mayoría inicia tal preparación en las primeras semanas de septiembre. Los “ensayes” se realizan en las calles, fuera del domicilio de alguno de los integrantes de una cuadrilla; llegados los días del novenario, los integrantes de las cuadrillas pasan a danzar diariamente por fuera de la catedral, hasta antes de que inicie la quema de los tradicionales juegos pirotécnicos: el castillo y los “toritos”.
Se revisten con su indumentaria completa los días principales de la festividad: el 22 de octubre día de la “misa de función”; el día siguiente 23, en el desfile de carros alegóricos y el 24, día en que acompañan el regreso de las imágenes de los santos patronos, desde la casa del mayordomo de la festividad hasta la catedral. Antes y después de cumplir dancísticamente con lo propio de cada día de los principales de la función, los integrantes de la cuadrilla, seguidos por los familiares que los acompañan, se dirigen a la casa del capitán de asistencia que corresponde para almorzar o comer. Después de almorzar y antes de dirigirse a donde corresponde danzar ese día, la cuadrilla ejecuta, fuera de la casa, algunos sones como agradecimiento a quienes ofrecen la asistencia de los alimentos; igualmente después que se terminó de ejecutar los sones de la danza en la festividad religiosa y se come en casa del capitán de sustento correspondiente.
Los alimentos por lo general se compone de algunos de los siguientes platillos: sopa de arroz; mole, pepían o birria; tacos de frijoles fritos; tortillas; agua de frutas, cerveza o ponche de granada y, para completar si "no ha llenado", un buen plato de pozole. Por la tarde del último día, después de comer, volverán al templo a “dar gracias” frente al altar de la imagen del santo o santa patrona de la localidad.